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Respire profundamente, inhale por la nariz y exhale por la boca. Ahora, relaje la frente y la mandíbula. Relaje los hombros, los brazos y las manos. Relaje el pecho y el tronco. Relaje los muslos, las piernas y los pies. ¿Siente la diferencia? Desafortunadamente, a veces no nos damos cuenta de la ansiedad que se acumula en el cuerpo y la mente. Pero debemos concientizarnos de los efectos comunes durante esta pandemia y tomar pasos para cuidar y mejorar nuestra salud mental.
En momentos de incertidumbre, ansiedad es una reacción normal y esperada. Esto nos indica que algo está mal, para que podamos asesorar la situación y hacer los cambios necesarios para mejorar. Cuando Dios diseñó al ser humano lo hizo con un sistema de alerta para protegerlo e indicarle cuándo necesita cambiar o buscar ayuda. En pequeñas cantidades, estos cambios en nuestro funcionamiento mental (más ansiedad o nerviosismo) nos ayudan a estar en alerta. Pero cuando estamos constantemente tensionados o ansiosos, estos sentimientos son dañinos y necesitamos ayuda. Las buenas nuevas son que nuestro Dios de amor, quien nos diseñó, también proveyó la ciencia para orientar a los profesionales para ayudarnos a entender mejor nuestra salud mental, cuidarla y ayudarnos a sanar.
¿Cómo podemos saber si nuestras ansiedades y tristezas son normales o si deberíamos buscar ayuda? Primeramente, es necesario saber qué es “normal” para usted (o sus hijos o familiares). Hay personas que toleran bastante incertidumbre sin sufrir mucha ansiedad. Pero hay otras que con frecuencia sienten ansiedad. Pregúntese, ¿cuán grande es mi ansiedad? Será pequeña como una hormiga o un perrito, o será más grande como un árbol o una casa? Será tan grande como el mundo entero? Si su ansiedad es pequeña como una hormiga o quizás un perrito, hacer ejercicios como los de respiración, tomar un té, darse un baño caliente o conversar con un amigo podrían ayudarle a relajarse. Pero si la ansiedad es del tamaño de una casa o de un árbol… imagínese el peso de cargar algo de tal tamaño. Eso duele y probablemente necesiste la ayuda de un consejero o sicólogo para aliviar ese dolor. ¿Imagínese si la ansiedad fuera tan grande como el mundo entero? Quizás necesite llamar al 911 o buscar ayuda inmediata.
Los niños también sufren de ansiedad. Usted le puede hacer estas mismas preguntas a un niño, o mostrarles una imagen de estas comparaciones para asesorar su nivel de preocupación. Y recuerden que el mismo evento puede producir distintos niveles de ansiedad en diferentes personas. Lo que es un perrito para usted puede ser una casa para su hijo. Estas son solo algunas ideas para concientizarnos de las reacciones comunes en momentos difíciles. Si está en crisis debiera hablar con su médico o consejero. No hay porqué tener vergüenza de pedir ayuda en caso que la necesitemos. Dios ha puesto a otros para que nos ayuden. Somos guardas de nuestros hermanos. En estos momentos confiemos en Dios y en su sabiduría, ayudémosnos los unos a los otros, ¡y juntos venceremos!
Carmelo Mercado es el vicepresidente de la Unión del Lago.