Amanda Pechero junto con su abuelo, el Dr. Rubén Pechero. Credit: courtesy Amanda Pechero
Mi abuelo, Rubén Daniel Pechero, nació en Bahía Blanca, Argentina, el 6 de enero de 1935. Sus padres, mis bisabuelos, conocieron el mensaje adventista por medio de vecinos y amigos. Un día, cuando mi abuelo tenía quince años, llegaron unos misioneros de Estados Unidos a su casa. Les dijeron a mis bisabuelos que deseaban que sus hijos fueran a estudiar al Colegio Adventista del Plata.
El padre de mi abuelo era colportor y su madre era ama de casa, y no les iba a alcanzar el dinero para pagar los estudios en una institución privada. Los misioneros les dijeron que si mi abuelo estaba de acuerdo, ellos le encontrarían un benefactor y no tendrían que pagar nada. Mi abuelo quedó sumamente impactado y prometió desde ese día hacer lo mismo por otros.
Poco tiempo después, mi abuelo conoció a una joven llamada Norma Mulinari y se casaron en el año 1960. Tuvieron cuatro hijos, y después de servir en el campo misionero en Perú se les presentó la oportunidad de venir a los Estados Unidos donde mi abuelo completó una residencia médica en el área de ortopedia.
Mi abuelo Rubén nos inculcaba continuamente el concepto de que la educación es muy importante y valoraba mucho la educación adventista. Sus cuatro hijos estudiaron en instituciones adventistas desde el preescolar hasta la universidad. Mi abuelo tuvo trece nietos y todos hemos asistido a escuelas adventistas. Y en este momento, cinco de sus nietos estamos estudiando en Andrews University, dos en Union College, dos en Southern Adventist University y uno en Loma Linda University.
Mi abuelo sirvió en la junta administrativa de Southwestern Adventist University, y durante los últimos veinte años fue el médico de enlace y colaboró con la escuela de medicina de la Universidad Adventista del Plata en Entre Ríos, Argentina. Este enlace ha hecho posible que los estudiantes completen sus prácticas médicas en los Estados Unidos.
El viernes 10 de Julio de 2020, teniendo 85 años de edad y luego de haber ejercido como cirujano ortopédico por más de 52 años en el área del Rio Grande Valley, estado deTexas, realizó su última cirugía de cuello cervical. Al día siguiente desarrolló síntomas y dio positivo para Covid-19. El día 28 de Julio falleció después de dos semanas de una intensa lucha contra el Covid-19.
El legado que mi abuelo me dejó es que él deseaba que nosotros fuéramos miembros productivos y contribuyentes de nuestra sociedad. Nos enseñó a aportar lo más posible para ayudar a otros.
Estar en la Universidad Andrews durante este tiempo es un desafío personal debido a la pérdida de mi abuelo y la pandemia en la que vivimos actualmente.
Encuentro consuelo al estar en este medio ambiente adventista y al tener la oportunidad de continuar mi educación y, sobre todo, siento que puedo fortalecer mi relación con Dios. Estoy orgullosa de ser una mujer adventista hispana. Me siento muy bendecida de poder asistir a Andrews University y de ver cómo mi abuelo trazó el camino para que sus hijos y nietos continuaran su educación en un entorno que también fomenta una relación con Dios. El tener una educación cristiana y un conocimiento personal de Dios nos prepara para que un día podamos difundir el mensaje y el amor de Jesucristo en nuestras comunidades.